He dejado de velar el amor en la noche. Me trasmite su ausencia que siempre se hace más palpable en mis momentos de crisis. Me da la sensación que el universo se ha puesto de acuerdo para apagar todas las estrellas, incluso la luna, en días como esos, días grises. Se adentra en mi esa mezcla de desosiego y calma, con el paso de los años estoy aprendiendo a batallar las penas. Domino hasta mi sueño y me levanto insensible , la tristeza está perdiendo la lucha. Solo es cuestión de dejarme arropar por la vida. No me detengo a escuchar el sonido de la noche, no me agita el bullicio que desprende la mañana. La mentira ha dejado de lastimarme, y como todo el deseo también terminara apagándose. Voy descubriéndome en mi propio ser y reafirmando parte de mi. La soledad ha dejado de darme miedo, nos estamos haciendo amigos. Aun no me siento fría, más bien indiferente o mejor dicho apática.
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